Zara Larsson lleva años siendo una figura clave del pop europeo, pero su nueva era la ha puesto nuevamente en el centro de la conversación. Para quienes no la conocen, Zara es una cantante sueca que saltó a la fama en su adolescencia y que desde entonces ha construido una carrera llena de hits globales, colaboraciones con nombres gigantes y una presencia escénica magnética. Con Midnight Sun, su álbum más reciente, está marcando un antes y un después no solo en su música, sino en la forma en que se presenta visualmente al mundo.

 

En esta nueva etapa, el maquillaje se ha convertido en uno de los lenguajes principales de su identidad pública. Ella misma ha explicado en entrevistas que quiere tener un control absoluto de su narrativa y dejar atrás la imagen de “popstar de manual” para buscar versiones más auténticas y dramáticas de sí misma. También ha contado que ya no le interesa verse perfecta, sino expresiva. Quiere jugar, exagerar, divertirse y dejar que su estética comunique tanto como sus letras. Ese quiebre con lo tradicional la ha convertido en una artista mucho más interesante visualmente y en un ejemplo de cómo la belleza puede usarse como herramienta creativa. Y está funcionando: su nueva estética despertó interés, al punto de que hoy se habla de Zara y de sus looks con el mismo entusiasmo que si estuviera recién irrumpiendo en la escena, a pesar de llevar más de una década de carrera.

Sus maquillajes lo reflejan a la perfección: son vibrantes, teatrales y maximalistas. Zara aparece con sombras fucsias que se extienden casi hasta la frente, delineados neón, párpados de colores intensos, glitter por todas partes, aplicaciones de cristales que transforman su mirada, o mejillas saturadas en tonos fríos que hacen eco del universo etéreo de Midnight Sun. En el escenario, su maquillaje funciona casi como un personaje más, y en sesiones de fotos se vuelve una extensión del concepto visual del álbum. El impacto es claro: Zara está demostrando cómo una artista puede usar el maquillaje para reforzar una era, construir un branding coherente y conectar con una audiencia que valora la expresión creativa.

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