Esta primavera-verano, el vestido lencero vuelve a reclamar su lugar en el clóset, pero con un giro inesperado: ya no se lleva solo, sino también sobre pantalones, recordándonos que la moda siempre es cíclica. Este layering, muy en sintonía con lo que vimos en los 2000, reaparece ahora en un contexto renovado y más sofisticado, convirtiéndose en la opción ideal para quienes buscan un look fresco, pero con un punto de estilo extra.
En cuanto a colores, la temporada trae consigo una paleta suave y femenina: pasteles como amarillo limón, rosado y celeste protagonizan las propuestas, perfectos para resaltar bajo el sol. Sin embargo, los clásicos nunca fallan: vestidos lenceros en blanco, negro o café siguen siendo piezas versátiles que se adaptan a distintas ocasiones, desde un día casual con zapatillas hasta una salida nocturna con tacones y accesorios dorados. La clave está en cómo llevarlos: sobre jeans rectos o pantalones sastre, con sandalias minimalistas o flats para un aire elegante, o incluso con camisetas básicas debajo para un toque más relajado. Las posibilidades son infinitas, y justo ahí está su encanto.









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