Margot Robbie lo hizo otra vez: convirtió la alfombra roja en el escenario perfecto para dar de qué hablar. En el estreno londinense de A Big Bold Beautiful Journey, la actriz apareció con un vestido de Armani Privé que dejó a todos con la boca abierta. No solo porque era parte de la colección primavera 2025 -una de las últimas diseñadas por Giorgio Armani antes de su fallecimiento-, sino porque su elección se sintió como un homenaje directo al maestro de la elegancia.
El vestido era pura fantasía: tul delicado cubierto de pedrería y lentejuelas formando figuras botánicas y geométricas que parecían flotar sobre la piel de Robbie. A simple vista, parecía casi mágico, pero los detalles lo llevaban a otro nivel: laterales ausentes, espalda descubierta, tirantes cristalinos que caían como joyas suspendidas y bordados en tonos metálicos que brillaban con cada flash. Todo pensado para que no pasara desapercibido.
¿El problema? El diseño era prácticamente transparente. Mientras algunos lo vieron como una obra de arte que elevaba la sensualidad a un terreno sofisticado, otros lo consideraron “demasiado” para una alfombra roja de cine. Y es aquí donde Robbie entra en la conversación global sobre el famoso sheer dressing, esa tendencia que ya han llevado Zendaya, Florence Pugh y Beyoncé. Admiración o polémica, lo cierto es que Margot volvió a demostrar que sabe perfectamente cómo estar en el centro de todas las miradas (para bien o para mal).









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