A lo largo de la historia, el sombrero ha sido mucho más que un accesorio: fue símbolo de estatus social, protección contra el sol y, sobre todo, una declaración estética. En las primeras décadas del siglo XX, ningún look estaba completo sin uno, y casas de moda como Dior lo convirtieron en pieza central de sus colecciones. Aunque en los 90 y 2000 su uso cotidiano perdió terreno frente a la practicidad, cada cierto tiempo el sombrero vuelve a escena con fuerza, reclamando su papel como protagonista absoluto.

 

Desde la elegancia impecable de Audrey Hepburn en ‘Breakfast at Tiffany’s’ -con ese sombrero negro de ala ancha que se convirtió en sinónimo de sofisticación- hasta el presente, los grandes sombreros han representado misterio, drama y una seguridad imposible de ignorar. No son accesorios que pasen desapercibidos. Al contrario, amplifican la actitud de quien los lleva. En la moda, ponerse un sombrero XXL es casi como encender un reflector: atrae miradas, marca estilo y transforma la silueta en algo memorable.

En 2025 lo hemos visto renacer: Jenna Ortega lo incorporó como parte de la gira de prensa de la segunda temporada de ‘Merlina’, reforzando su estética dark y teatral, mientras que Kendall Jenner sorprendió en la after party de la Met Gala con un sombrero de dimensiones espectaculares. Lo que tienen en común estos momentos es la capacidad del sombrero de convertir un simple look en un instante icónico y dramático. El sombrero de ala ancha nos recuerda que la moda no siempre se trata de sutileza: a veces, el impacto está en ocupar espacio.

Deja un comentario

Tendencias