Cuando Taylor Swift anunció que la primera canción de The Life of a Showgirl se llamará The Fate of Ophelia”, internet explotó en teorías. Y es que Ophelia no es un nombre cualquiera: se trata de uno de los personajes más icónicos de Hamlet, la tragedia de William Shakespeare. En la obra, Ophelia es una joven marcada por un amor no correspondido y la muerte de su padre, lo que la lleva a perder la razón. Su final es tan poético como trágico: cae a un río mientras recoge flores y, en lugar de luchar por salvarse, se deja llevar por el agua, cantando hasta hundirse. Esta imagen terminó convirtiéndola en un símbolo de fragilidad y en una de las figuras literarias más retratadas en el arte.

 

The Life of a Showgirl  -el álbum número 12 de Taylor, anunciado hace unos días- promete, como sugiere su nombre, mostrar la vida de la cantante tras bambalinas: cómo fue experimentar la euforia del Eras Tour y, al mismo tiempo, el detrás de escena de una showgirl que busca reencontrarse consigo misma después del espectáculo. Por eso no sorprende que hable de presiones, vulnerabilidad y de figuras como Ophelia, que encajan perfecto en esa narrativa.

La conexión visual también es clave: la comentada portada del álbum muestra a Taylor en el agua, un claro guiño a la pintura más famosa de Ophelia. La artista contó que quiso retratar esos momentos en los que, tras un show del Eras Tour, terminaba el día en una tina, intentando bajar la adrenalina y reconectar con ella misma. Así, “The Fate of Ophelia” promete ser mucho más que una simple apertura de álbum: podría ser una de esas canciones en las que Taylor mezcla cultura pop, literatura y confesiones personales para dejarnos intentando descifrar cuánto de Ophelia hay en ella… y cuánto de Taylor hay en Ophelia.

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