El cine siempre ha tenido algo de magia. Esa sensación de entrar a la sala sin saber exactamente qué esperar. No solo en la trama, sino en los detalles: los looks que usará la protagonista, los escenarios que visitará, los giros que cambiarán el rumbo de la historia. Pero en plena era de redes sociales y paparazzi, esa sorpresa cada vez dura menos. Ahora basta un par de clicks para conocer escenas clave mucho antes del estreno.

 

El caso más reciente -y quizás más frustrante para los fans- es ‘El Diablo Viste a la Moda 2’. Desde que se confirmó la secuela, la emoción ha sido absoluta. Pero con ella, también llegaron las filtraciones: fotos de Anne Hathaway junto a Emily Blunt en las calles de Nueva York y Meryl Streep en las escaleras del Metropolitan Museum, alimentando teorías sobre una escena ambientada en la Met Gala. Imágenes de los nuevos vestuarios de Miranda Priestly y Andy Sachs han revelado detalles que muchos aún no queríamos saber. En una película donde la moda es tan protagonista como sus personajes, cada outfit mostrado antes de tiempo se siente como un spoiler que no pedimos (pero que también imposible de ignorar).

Este fenómeno no es nuevo, pero sí parece estar intensificándose. Lo vimos también con ‘Joker: Folie à Deux’, ‘Barbie’ y hasta con series como ‘And Just Like That’, cuyos momentos icónicos circularon por internet meses antes de sus estrenos. Y aunque es comprensible que las grabaciones en exteriores llamen la atención, cabe preguntarse: ¿cuánto estamos dispuestos a sacrificar de la experiencia cinematográfica a cambio de un vistazo anticipado? Tal vez sea hora de devolverle al cine ese factor sorpresa que tanto amamos. De volver a sorprendernos en la pantalla grande y no en una foto pixelada que apareció en nuestro feed por accidente.

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