Después de casi tres décadas, una cosa queda clara: Sex and the City marcó a una generación. No sólo redefinió la televisión femenina con conversaciones audaces sobre sexo, amor y amistad en los 2000, sino que nos presentó a personajes que -para bien o para mal- se volvieron parte de nuestras vidas. Por eso, la confirmación de que And Just Like That terminará con su tercera temporada deja un sabor agridulce: se cierra una historia que, probablemente, ya había dicho todo lo que tenía que decir.
El creador Michael Patrick King fue claro al anunciar que el final, que se emitirá en dos partes el 7 y 14 de agosto de 2025, responde a una decisión creativa consensuada con Sarah Jessica Parker y HBO. Pero también es evidente que el contexto pesó: una caída dramática en audiencia, tramas que no aterrizaron bien y un intento -demasiado evidente- por mantenerse vigente a toda costa.
Desde el regreso de Miranda con una personalidad casi irreconocible, hasta la caricaturización de Charlotte o la introducción de Che Díaz, que despertó más memes que empatía, And Just Like That nunca logró reencontrarse del todo con la esencia de SATC. La ausencia de la voz en off de Carrie -ese recurso tan propio del personaje- hizo que incluso ella se sintiera ajena. Como si ya no estuviera contando su historia, sino sobreviviendo dentro de un guión que no le pertenecía.
Sin embargo, y pese a sus tropiezos, And Just Like That promete darnos el cierre que tanto esperábamos (y merecíamos). El esperado reencuentro con Samantha en plena Semana de la Moda en París, las emotivas despedidas compartidas por sus protagonistas en redes sociales, y la promesa de un final digno para Miranda y Charlotte, apuntan a un desenlace nostálgico y consciente de su propio legado. Porque sí, Sex and the City fue un fenómeno cultural. Pero ninguna historia debería alargarse para siempre. Carrie Bradshaw se convirtió en ícono por su capacidad de narrarse a sí misma con ironía, glamour y vulnerabilidad. Pero ahora, en esta última etapa, parece haberse quedado sin cosas que contar. Y quizás eso no es un fracaso, sino simplemente el paso natural del tiempo. Llegó el momento de despedirnos de Carrie. Con gratitud, con un cosmopolitan en mano, con un poco de tristeza… pero también con la certeza de que incluso las mejores historias tienen que terminar.










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