En el último tiempo, ha surgido una nueva forma de socializar que está ganando terreno en Chile: las coffee parties. Este fenómeno, popular entre jóvenes de la Generación Z y millennials, ha redefinido la idea de las fiestas tradicionales al cambiar las copas de vino y los cócteles por tazas de café de especialidad. Estas reuniones, que toman inspiración de países europeos, ofrecen un panorama distinto, centrado en el consumo de café, música en vivo y un ambiente relajado.

A diferencia de las típicas reuniones nocturnas centradas en el consumo de alcohol, las coffee parties suelen llevarse a cabo durante el día o al atardecer, en espacios acogedores que pueden ir desde cafeterías hasta terrazas hogareñas. Los anfitriones ofrecen una selección de cafés de especialidad, preparados con métodos como el pour over, la prensa francesa o la aeropress. No faltan las opciones de leche vegetal y postres artesanales que complementan la experiencia. Además, la música ambiente, crea un espacio íntimo perfecto para sociabilizar. Muy diferente a las fiestas nocturnas, donde el ruido de la música a alto volumen suele dificultar cualquier intento de conversación.

Esta tendencia refleja un cambio cultural importante. Las nuevas generaciones están priorizando el bienestar físico y emocional, y prefieren actividades que no comprometan su salud al día siguiente. También es un movimiento que celebra el auge de la cultura cafetera en Chile, un país que, aunque tradicionalmente amante del té, ha visto un boom en la apertura de cafeterías de especialidad y el consumo consciente de este grano. Las coffee parties se han convertido, en muchos casos, en una extensión de este interés, donde los invitados no solo disfrutan de un buen café, sino que también aprenden sobre su origen y preparación.

Las coffee parties no solo son una alternativa más saludable, sino también una excusa para replantear el significado de compartir tiempo con amigos. Estas reuniones invitan a detenerse, saborear una buena taza y disfrutar del presente. Quizás esa sea la razón detrás de su creciente popularidad: una búsqueda por conectar, no solo con los demás, sino también con nosotros mismos.