El sábado pasado, 170 millones de usuarios estadounidenses se preparaban para despedirse de TikTok, una de las plataformas más populares de redes sociales. Algunos creadores de contenido, cuya mayor fuente de ingresos dependía de la app, compartieron videos entre lágrimas. Otros, aprovecharon para revelar sus secretos más guardados en lo que parecía ser su acto final. Unos pocos, en cambio, veían el cierre como una oportunidad para alejarse de las pantallas. Sin embargo, toda esta nostalgia resultó innecesaria: apenas 12 horas después de su desconexión, TikTok volvió a estar disponible, y el crédito de esta inesperada restauración recayó en el presidente electo Donald Trump.

 

 

Al momento de la desconexión, la plataforma mostraba un mensaje que decía: “Lo sentimos, TikTok no está disponible en este momento. Se ha promulgado una ley que prohíbe TikTok en EE. UU. Lamentablemente, eso significa que no puedes usar TikTok por ahora”. Esto fue consecuencia de una ley aprobada en abril de 2024 por el Congreso, que prohibía el funcionamiento de la aplicación a menos que fuera vendida a compradores considerados neutrales, debido a preocupaciones de seguridad por su origen chino. A pesar de extensas negociaciones entre la empresa y el gobierno, no se alcanzó un acuerdo antes de la fecha límite.

 

 

Pero el domingo, horas después del cierre, Trump anunció su intención de emitir un decreto para retrasar la implementación de la prohibición tras asumir el cargo este lunes. Pocas horas después de su declaración, el acceso a la plataforma comenzó a restablecerse en Estados Unidos. “Somos afortunados de que el presidente Trump haya indicado que trabajará con nosotros en una solución para reinstalar TikTok una vez que asuma el cargo”, publicó la compañía en un comunicado.

 

 

A pesar de esta aparente victoria, el futuro de TikTok en el país sigue siendo incierto. El decreto podría enfrentar desafíos, incluso de miembros del propio partido de Trump, quienes dicen que se oponen a cualquier extensión de la prohibición. Las únicas soluciones verdaderamente permanentes para mantener TikTok disponible en el mercado estadounidense tendrían que ser: aprobar una nueva ley que revierta la anterior o la venta forzada de la app a un comprador aceptable.

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