En la moda, algunas prendas representan mucho más que el tejido que las compone. Muchas veces, su verdadero valor se debe a quién las llevó. Son reliquias, piezas únicas que encapsulan un momento, un símbolo o la esencia de las personas que alguna vez las usaron. Y Kim Kardashian parece ser fanática de este concepto. La estrella de reality tiene una curiosa obsesión con coleccionar y lucir artículos de moda que antes pertenecían a celebridades que ahora están muertas. Hace solo unos días, usó una de sus nuevas incorporaciones a su «bóveda de artículos de celebridades muertas» en la Gala LACMA Art + Film: el famoso collar de cruz de la princesa Diana que compró en una subasta.

 

 

Ejemplos hay varios. Como cuando llevó el vestido que Marilyn Monroe usó para cantar “Happy Birthday, Mr. President” en la Met Gala 2022 o cuando compró la chaqueta de cuero que Michael Jackson usó en su época dorada. Frente a esto, Kim ha desatado una controversia al hacer suyas algunas de estas reliquias de archivo y lucirlas en galas. Este fenómeno ha abierto un debate: ¿es una forma de homenaje o una banalización de la historia?

 

Historia de IG de Kim Kardashian.

 

Desde el momento en que Kim lució el vestido de Marilyn Monroe, algunos argumentaron que revivir un vestido con tanta carga histórica sí era un homenaje. Otros, que fue un acto egocéntrico y arriesgado, especialmente cuando surgieron rumores de que el vestido sufrió daños. Cada uno de estos episodios ha hecho que muchos cuestionen si su intención es realmente respetuosa o simplemente un movimiento provocador que busca capitalizar la nostalgia y el impacto mediático de las piezas.

 

 

La relación de Kim Kardashian con el mundo de la moda siempre ha sido polarizante, pero esto ha llevado la controversia a otro nivel. Por un lado, es innegable que Kim desafía las normas al vestir estas piezas y «resucitar» momentos históricos en eventos actuales. Pero, para muchos, Kim parece más interesada en el valor publicitario que en el respeto a la historia detrás de las prendas.

 

 

Este debate nos lleva a cuestionarnos si el propósito de las prendas de archivo ha cambiado. Tradicionalmente, los archivos de moda existían para preservar piezas históricas, resguardarlas y exhibirlas en espacios que permitieran al público admirarlas sin perder de vista su valor original. Sin embargo, en la era actual, parece que los archivos de moda han adquirido un nuevo propósito: ser parte de la maquinaria de marketing de figuras contemporáneas. Y, ojo, Kim Kardashian no ha sido la única que ha caído en esta tendencia. Cabe cuestionarse, entonces, si las prendas de archivo deben mantenerse en museos o si, en cambio, deberían ser reinterpretadas en un contexto moderno.

 

 

Es importante recordar que las prendas de archivo no solo representan a las personas que las usaron, sino también los tiempos y las culturas en los que esas figuras existieron. Por lo tanto, creo que la respuesta recae en que estas prendas deben ser llevadas con respeto y tener la preocupación de no trivializar su importancia. Para bien o para mal, Kim ha dado pie a una conversación importante sobre la delgada línea entre rendir un homenaje y convertir el legado de alguien en un espectáculo o momento de cultura pop. La moda siempre ha sido una forma de contar historias y de revivir el pasado, pero quizás el desafío actual es aprender a equilibrar esa nostalgia con el respeto que estas prendas merecen. La pregunta, al final, queda abierta: ¿Podemos encontrar maneras de preservar la historia sin quitarle su dignidad?

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