Durante los últimos años, el minimalismo y el ‘quiet luxury’ -ese lujo silencioso que se caracterizaba por la simplicidad, las líneas limpias y la ausencia de logotipos evidentes- han dominado tanto el streetstyle como las pasarelas. Sin embargo, la última temporada de desfiles ha dejado algo muy claro: esa era de discreción está llegando a su fin. Las casas de moda han apostado por lo audaz, lo opulento y lo maximalista, marcando el inicio de una nueva etapa donde el exceso es la norma.

 

 

Marcas icónicas como Valentino, Balmain y Versace han liderado este cambio, presentando colecciones cargadas de colores vibrantes, detalles llamativos y brillos que durante un tiempo se mantuvieron ocultos. En contraste con los tonos neutros y las siluetas simples que definían el ‘quiet luxury’, ahora se observan tejidos exuberantes, bordados recargados y un enfoque en la opulencia.

 

 

El ‘quiet luxury’ nació como respuesta a un mundo que buscaba refugio en lo simple, pero el contexto actual ha impulsado un giro hacia lo extraordinario. Después de un periodo de incertidumbre global, el público y las marcas parecen estar buscando formas de celebrar y destacar, de mostrarse sin miedo a través de la moda. Desde la Semana de la Moda de París hasta la de Nueva York, las colecciones presentadas fueron una celebración del exceso. ¿El ‘quiet luxury’ está muerto? No completamente, pero ciertamente ha perdido protagonismo.

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