«That’s hot!» es la frase célebre con la que conocimos a Paris Hilton en los 2000. Definida por muchos como la «primera influencer», Paris construyó un imperio mediático a través de su imagen de chica rubia de voz aguda obsesionada con el color rosado y un estilo de vida excéntrico. Pero, detrás de este personaje superficial, existe una mujer con una vida mucho más compleja y menos glamorosa de lo que aparentaba en la pantalla.

 

 

A lo largo de los años, Paris cultivó un personaje público que se convirtió en sinónimo de fama sin esfuerzo. Protagonizó el reality show The Simple Life junto a su entonces mejor amiga Nicole Richie, donde su vida parecía girar alrededor de fiestas, ropa de diseñador y poses en la alfombra roja, pero con el tiempo, la propia Paris ha revelado que todo era parte de una estrategia muy bien pensada.

 

 

En su documental This is Paris (2020), la heredera del imperio Hilton mostró un lado completamente diferente al que el público estaba acostumbrado. En lugar de la chica despreocupada, se presentó como una empresaria astuta que supo capitalizar su imagen y convertirla en una marca. Paris fue una de las primeras celebridades en entender el poder de las redes sociales, usando plataformas como Instagram y Twitter para mantenerse relevante y conectada con su audiencia, incluso después de que su fama inicial comenzara a desvanecerse.

 

 

En el documental, Hilton también habló por primera vez de las duras experiencias que vivió en su adolescencia, como el abuso físico y emocional en el internado donde estudió, y cómo estas experiencias moldearon su carácter. Lejos de ser solo una «socialité», ha revelado que todo se trataba de un personaje. Ha dicho en varias entrevistas que creó a esa «Paris» porque pensaba que era lo que el mundo quería ver de ella. En realidad, Paris es una persona mucho más reservada, inteligente y reflexiva de lo que su personaje público dejaba entrever.

 

 

Hoy, es madre de dos hijos y una mujer de negocios que ha sabido manejar su carrera, expandiendo su marca a perfumes, productos de belleza y tecnología. Además, su rol como activista ha tomado cada vez más importancia en su vida, usando su plataforma para luchar por causas que le importan profundamente, por ejemplo, la reforma de los centros de rehabilitación juvenil. Paris es un claro ejemplo de que, detrás del brillo y los flashes, se esconden historias profundas y complejas.

Deja un comentario

Tendencias