¿Cuántas veces al día nos encontramos con un “código de descuento” o un “link en la bio” que promete cambiar nuestra vida con un solo clic? Es innegable que las redes sociales han revolucionado la forma en que consumimos contenido y, por ende, cómo nos venden productos. En un principio, estas recomendaciones parecían orgánicas y auténticas, pero hoy en día, es difícil no sentir que estamos siendo bombardeados por publicidad disfrazada de contenido. Esto ha generado que los seguidores comiencen a notar esta sobreexposición y se cuestionen la autenticidad de las recomendaciones. Después de todo, ¿cómo confiar en una opinión cuando todo parece estar patrocinado?

 

 

Los influencers, por su parte, sienten la presión de mantenerse relevantes y seguir generando ingresos, lo que los lleva a aceptar más y más colaboraciones, incluso si estas no resuenan con su audiencia o valores personales. Esto ha generado un boom del marketing influencer, donde cada vez hay más creadores de contenido y, por ende, más colaboraciones y más publicidad. Sin duda, esto se ha transformado en un gran negocio, pero esta expansión también ha provocado una saturación de publicidad en las redes sociales, afectando directamente la efectividad de estas estrategias. Al hacer scroll, ver el mismo contenido en distintos perfiles -como códigos de descuento, recomendaciones y promociones- puede aburrir a los seguidores, ya que, aunque sean distintos productos o marcas, en esencia, la información que transmiten es la misma: publicidad repetitiva.

 

 

 

Aunque es completamente entendible que los influencers busquen monetizar su contenido, el punto está en cómo lo están haciendo. Esta sobreexposición ha disminuido el interés original de los seguidores por conocer su vida de manera auténtica, porque sus perfiles terminan convirtiéndose en una suerte de comercial publicitario. Muchos influencers no logran integrar sus promociones de manera natural y sincera, y en su lugar, recurren a videos cortos que se limitan a promocionar algo y ofrecer un código de descuento, sin generar una conexión real con su audiencia. La pregunta entonces es: ¿hacia dónde se dirige el marketing de influencers si queremos que recupere su autenticidad? Para mí, el futuro parece estar en una vuelta a lo orgánico.

 

 

Las audiencias son cada vez más capaces de detectar cuándo una recomendación no es genuina. Por eso, los influencers que logren equilibrar la autenticidad con la monetización de sus plataformas serán los que realmente sobrevivan a esta crisis. Un buen ejemplo de cómo enfrentar este desafío es @berniqla, la influencer chilena que adapta con humor y creatividad las campañas publicitarias a su contenido diario. Su habilidad para integrar las marcas de manera divertida no solo mantiene a su audiencia enganchada, sino que también logra que la publicidad se sienta orgánica y alineada con su estilo personal.

 

 

La conclusión es simple. Tanto las marcas como los creadores de contenido deben replantearse sus estrategias y recordar lo que hizo del marketing de influencers un fenómeno tan potente en primer lugar: la conexión genuina con los seguidores.

Deja un comentario

Tendencias